Dios nuestro Padre,
que sois todo poder y bondad, da fuerzas a aquel que pasa por pruebas, da luz a
aquel que busca la verdad; poned en el corazón del hombre la compasión y la
caridad.
¡Dios! Da al
viajante la estrella guía, al afligido la consolación, al enfermo el reposo.
¡Padre! Da al
culpable el arrepentimiento, al espíritu la verdad, al niño el guía, al
huérfano un padre.
¡Señor! Que vuestra
bondad se extienda sobre todo lo que creaste.
Piedad, Señor, para
aquellos que no Os conocen; esperanza a aquellos que sufren. Que vuestra bondad
permita siempre a los espíritus consoladores derramar por todas partes la paz,
la esperanza y la fe.
¡Dios! ¡Un rayo,
una pizca de vuestro amor puede abrasar la Tierra! Déjanos beber en las fuentes
de esa bondad fecunda e infinita, y todas las lágrimas secarán; todos los
dolores se calmarán. Un solo corazón, un solo pensamiento subirá hasta Vos,
como un grito de reconocimiento y de amor.
Como Moisés sobre
la montaña en Vos esperamos con los brazos abiertos. ¡Oh! Poder… ¡Oh! Bondad…
¡Oh! Belleza… ¡Oh! Perfección… Y queremos de alguna suerte alcanzar Vuestra
misericordia.
Amén.